Ayer retomé la lectura de lo poco que queda a mi lado de aquél tiempo. No me costó trabajo, disfruté plenamente el re-encontrarme con ese yo pasado que anhelaba ciertas compañías, que maldecía de la indiferencia, que temía perder para siempre el suelo amado... mis sueños.
Pero luego comienzo a re-leer lo que he escrito recientemente e inevitablemente sonrío. Por que me alegra haberme convertido en esa que soy ahora, aunque a veces crea que la historia debió haber sido de otra forma...realmente no es así. Todo está en su lugar, aunque en realidad, para ironía de las cosas, nada se haya movido.
Entre mis viejas líneas encontré algo que comenzaba con una infantil pregunta "¿Crees en las almas gemelas?" Inevitablemente pensé en que estarías haciendo ahora, dónde. Y sonreí por que con las últimas letras que decidí recibir de ti, me di cuenta que mi plegaria había sido escuchada.
Al menos una parte de ella...
Y los sentimientos contrarios se agolpan en el pecho desde entonces. Ahora sigo rezando por mí, porque desgraciadamente el dolor no se va, no quiere hacerlo.
Y entonces me odio por amar así. Por ser así. Si me odio, por escribir esos versos, por siquiera pensar esas líneas.
Sé que algo sigue roto dentro mío. No he podido arreglarlo, no se si lo lograré, aunque intento hacerlo desesperadamente.
Al menos me queda la poesía y las letras que días como hoy salen a mi encuentro.
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