Siendo sincera agradezco a los que aún se pasean por este sitio, donde de vez en cuando escribo una nota sin sentido.
La verdad me encuentro aún en hiatus con la lectura, me atrasé muchísimo en éstos meses pero ya me pondré al tanto.
Por lo pronto solo dejaré por aquí un escrito que iba a mandar a un concurso, y siempre no vio la luz, también un poema que encontré arrumbado por ahí. Espero que lo disfruten.
La cita.
Han
pasado un par de minutos desde que me he despertado en la cama. No tengo el más mínimo deseo por salir de ella. Pero
suena de nuevo el despertador; tengo que levantarme, sé que hoy tengo una cita
importante, con lo que se llama destino –supongo-. Me levanto, sin saborear el sol que entra
entre las cortinas de niebla que se cuelan en la ventana. Sonrío, casi puedo
imaginar cada gesto tuyo esta mañana. Duele tenerte tan inalcanzable como te
siento hoy. “Mañana será un día especial”, recuerdo tu voz, que anoche escuché
a través del auricular. Yo solo solté un simple “si”, que nunca sabrás –pues
llevaré el secreto a mi tumba- me ha costado mucho articular. Cuando supe la
noticia el mundo se desbordó, algo se clavó en mi pecho robándose todo mi aire.
Ahora, sin quererlo, he notado la foto de nuestro último viaje, esa que tengo
en mi tocador. ¿Lo recuerdas? Aquellas montañas enclavadas en medio de la nada,
esa solitaria luna, han sido las memorias más felices en los últimos años.
Suspiro, un par de lágrimas caen de mis orbes, no puedo evitarlo, aunque me he prometido
no llorar, dejarte ir por que el amor verdadero eso hace, sigo sufriendo. Me he
prometido verte con esa sonrisa que siempre me ha caracterizado mientras cruzas
el umbral perfectamente hermosa. Y no me verás a mí, tu mirada estará entonces
clavada en otra persona: Soñando un futuro lejos de mí. Siempre me he
preguntado, ¿Qué pasaría si la historia fuera al revés? Finalmente me levanto,
me meteré a la ducha para acomodar mis ideas todavía dispersas. Siempre he sido
una persona que sigue sus decisiones hasta el fin, tengo que seguir así. Aunque me muera a partir de
hoy que he decidido hacerme a un lado. Escucho el timbre del teléfono sobre el
sonido del agua al caer. Sonrío, las lágrimas vuelven…Seguro eres tú.
Y ahí el verso.
Nuevo comenzar.
En este nuevo comenzar, siento que se va enardeciendo el aire. La llanura respira un leve susurro del océano, y me llega de lejos el eco de tu voz que clama mi nombre.
¡Cuánto hemos cambiado!
No estás tú ahí inmóvil al borde del camino, como me prometiste.
No te estoy buscando. Ya no suspiro ante tu recuerdo. Ya no me persigues.
Ahora solo ando adelante... con la frente en alto. Sin temores a un futuro que se atraviesa gritándome el ahora, susurrándome el mañana.
... Tú contigo.
...yo conmigo.
Ya no nos susurran las miradas o los versos.
El universo solo calla.