El inicio del viaje


*~ El hombre solo tiene un sitio donde ser libre y es a través de sus pensamientos, que pueden convertirse en versos.*~


Este blog es un espacio que tengo para compartir con aquellos que gusten la poesía. Un poco de ésto, un poco de aquello y alguna que otra anécdota que traiga la melancolía.

¡Bienvenid@!




sábado, 3 de noviembre de 2012

Decisiones

Buenas noches querido lector, si es que aún sigues este espacio...

Hoy, he decidido hacer cambios en los blogs que tengo. Entre ellos Tierra de hadas. A partir de este día, quitaré los escritos que son de mi autoría, en un intento por buscar la publicación de alguno de ellos o si es posible de mis poemas.

Se que quizá sea difícil, pues no es el camino que elegí, pero no quiero dejar de intentarlo, siempre he tenido la  espinita para hacerlo y creo de corazón que nunca es demasiado tarde. A ver que tal.

Recordando

¿Cuántas veces me he descubierto, recordando el pasado?

Justo hoy en medio de las obligaciones, en medio del ir y venir de la existencia misma. Me descubro quitando el polvo de los viejos archivos, revisando aquellas fotos que me recuerdan todo lo que he dejado, todo lo que he crecido. Aunque cuando salgo a la calle me sigan diciendo que parezco de 18... los años pasan y dejan tras de sí la huella de la inevitable madurez, y de una eterna infancia que como seres humanos nunca, jamás deseamos abandonar.

Ya no soy la misma joven que con ímpetu  miraba tras el cristalino reflejo de aquella ventana los hermosos atardeceres que regalaba aquél apacible puerto. Ya no. Tampoco soy aquella niña que se acostaba en las noches, evitando a toda costa que de la ventana aquél gato con maullido feroz se convirtiera en esa temible criatura de la noche que vendría a atormentarme. Ya no soy esa que tenía miedo de acercarse a un insecto... que huía con temor al simple roce, por temer desear aquella compañía.

Ya no soy esa niña... quizá ahora, soy más organizada. Tal vez no. Puede ser, que en medio del ir y venir de mi vida -que por suerte, jamás se ha vuelto una rutina- me he visto envuelta en responsabilidades que nunca creí llegarían a ser mías. Tal vez, siempre supe que llegarían y solo fingía como otras veces no darme cuenta de lo inevitable.

Quizá, solo quizá, hoy soy más fuerte de lo que fui entonces. Por eso puedo restringir el dirigirte un verso, una frase una palabra. Aunque lea versos, frases, vea imágenes que me remitan a ti en todo momento. Tal vez, está próximo el día en que finalmente pueda hacer la digna despedida de nuestra historia. La despedida de mi amor por ti, que permitirá que explore nuevos campos en busca del nuevo trigo que saciará y me dará la calma que desde tu partida -obligada para muchos, inevitable para mí-  había perdido.

Si, me siento a meditarlo, reflexionar cada momento dándome cuenta que, aunque diga lo contrario, aunque esté a un paso de "pasar sobre tu recuerdo", ese momento clavado en la memoria, en el regalo de la vida, jamás me abandonará. Sigo siendo la misma de entonces. Aún en mis rasgos se descubren tonos infantiles. Aún estoy ahí enclavada en esa de hace cinco años, esa de hace casi 15... aún estoy. No he desaparecido. Aunque quizá un poco creo que he cambiado.

En algunas cosas, lo sabemos, sigo siendo un desastre. En otras he mejorado poco a poco. Aún miro con ensoñación aquél cristal, solo que en otro punto del globo, en un lugar distinto al de entonces. Aún soy algo desorganizada, aún te recuerdo. Aún añoro.

Todavía, en medio de mis ocupaciones múltiples, de esa caótica -inconstante y sorprendente- rutina, busco momento para mis versos, para que los versos, la prosa, diga a través de mí, lo que mis labios nunca podrán hacer.

Sí, aún lo hago. Quizá más alejado, mi último verso del primero. Pero aún lo hago. Y aún escribiré para tu recuerdo. Aunque oficialmente tu recuerdo haya dejado desde hace meses mi vida.

No me arrepiento de lo que he decidido. De lo que he hecho para paso a paso llegar a ser la que soy hoy. Algunas cosas duelen, duelen como el luto cuando se tiene una gran pérdida. Porque a tu lado dejé parte de la que era, para ser aquella que quiero convertirme.

Siempre quedará en mí, ese cedazo de recuerdo de tus besos. Por que aunque algo como eso no se viva de nuevo, las cosas que nos llegan a marcar nunca abandonan la memoria -o los sueños-, siempre me acompañará tu brillante sonrisa, tu delicado tacto. No me abandonas, no te abandono, todos los días en las noches por ti, por mí oro. Elevo una oración para seguir caminando, en lugar de atarnos inevitablemente en un vicio de sueños. En un juego sin salida que pueda lastimarnos luego.

Siempre, lee, aunque nunca llegues a leerlo... siempre vivirás en mi corazón, como lo que fuiste, lo que has sido. Pero hoy es justo continuar, por que no es posible, aunque exista un contrario pensamiento, vivir en un pasado, pidiendo un futuro incierto.

Alguna vez te leí decir, disculpa que no recuerde con exactitud tus versos, ¿que harías si decido enfrentarlo todo y estar otra vez ahí para ti, como no lo hice en aquél tiempo? y yo solo reí como respuesta. Por que sabía que en el fondo, aunque te esperara -lo hice por cinco años- no harías nada más que eso, -solo hablarlo, solo suponer, solo fantasear- Me di cuenta entonces y hoy lo confirmo que yo necesito más que eso. La respuesta real que en ese momento quería dar: -Si afrontas todo por mí, si luchas por mí sería solo tuya, porque he esperado lo suficiente -más de cinco años-, esperanzada a tu regreso.

Siempre fui tuya, todo este tiempo, esperando tu decisión. Una que desgraciadamente no llego a tiempo.

Tendremos eternamente los versos, las historias conjuradas en la más dulce de las utopías -los pensamientos y fantasías de nuestras mentes- pero nada más.

Seguiré probablemente escribiendo a tu recuerdo. Pero no prometo hacerlo eternamente. Llegará el día que deje de recordarte, de anhelarte. Por favor, no me culpes por ello. Esperé el tiempo suficiente tu decisión, que tu incertidumbre se convirtiera en confianza, en seguridad, en deseo de lucha, ante todos y todo. Pero no fue así... ahora es mi momento de continuar. Buscar en mí misma esa confianza y seguridad que necesito.

Es momento de dejarte atrás. Con solo una promesa, que sin embargo, no creo poder cumplir. Nos debemos ese beso. Él último, el desenlace de ésta tragedia, pues aunque no quieras admitirlo, aunque inventes argumentos para negarlo, en eso se ha convertido nuestra historia.

M.Z.