Hace algunos años, me había encontrado con el dilema de volver a abrir el pasado de nueva cuenta, a petición de alguien que me hizo -por consentimiento propio y por que se lo permití, obviamente- mucho daño.
Y es que hay que aclarar que para que exista un daño, debe existir el consentimiento de ambas personas involucradas... y en mi caso, bueno... permití sentirme como lo hice en ese entonces.
Recordando ese momento, escribí algo en esos días que hoy quiero compartir con ustedes.
Dilema 2009.
¿Qué es lo que se supone que tengo que hacer?
Mi corazón me dice dile que vaya y v tu sola al encuentro. Trata de deshacerte del obstáculo inminente y vee simplemente a encontrarle, una vez más como en el pasado, como si el pasado pueda volver a tí....
Aunque esto sea una mentira.
M. López
Esto, debo confesar lo escribir en un momento de debilidad -esos que se expresaban mucho en ese entonces, y aún a veces se dejan relucir- sin embargo, no fuí...
¿Porqué?...Simplemente, porque mi decisión final fue respetarme...Respetarme y Respetar aquello que había curado, en este tiempo y con mucho esfuerzo.
Hace unos días...respondí a este ruego del corazón... en algo que dice más o menos así.
18. Marzo. 2011.
El dilema se volvió imposible...para volver al pasado, para evocar un recuerdo. Nunca seremos lo que fuimos, no tenemos la facultad de devolver el tiempo...
Lo siento...
De verdad lo lamento, por rogarte, por pediret, por tratar de abrazar otro momento. No tiene caso hacer el intento, de buscar un momento de nuevo en el tiempo, para reencontrarnos...
No existe dilema alguno...tú caminas, yo camino en senderos diferentes y con rumbos distintos.
Te amé y te amo, aunque no te lo diga de nuevo... Y tomamos decisiones, y sufrimos consecuencias, como los jóvenes que fuimos y que aún llevamos dentro.
Tú respiras, yo respiro bajo el mismo cielo.
Bien lo has dicho antes: "Nadie ha muerto".
Agradezco tu existencia, pero se pierde el dilema. No hay pasado que evocar, aquello ya no existe, es abstracto, es ingrávido, intangible...
No está ya...debemos admitirlo y seguir en el juego finito de la vida...
De frente y hasda donde se nos permita hacerlo.
Así que es un hecho, el pasado realmente puede ser hermoso, o nefasto, pero realmente no tenemos el tiempo para estar viviendo atados a él...
El presente solo dura un ínfimo instante.
Nunca debemos olvidar estar agradecidos por otro día que comienza...otro rostro que nos sonríe, o aquél que nos reprende.
Nadie tiene el mañana asegurado... y sinceramente... nadie puede vivir siempre del pasado. Hay que ver lo que viene cada segundo, de ese tiempo cortísimo que se llama presente.
¿O no?
Un abrazo a los que se pasean por acá.
M. López